Más de 110 entidades nacionales e internacionales piden a la ministra Tejerina que apoye la prohibición de tres insecticidas peligrosos para las abeja

El pasado 28 de febrero, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés) confirmó la peligrosidad para las abejas de estos tres insecticidas ampliamente utilizados. Tras revisar más de 1.500 estudios científicos sobre el imidacloprid, la clotianidina y el tiametoxam, la EFSA corroboró que estas sustancias químicas representan un alto riesgo para las abejas y que las restricciones de la Unión Europea impuestas en 2013, y apoyadas por España, son insuficientes para controlar estos riesgos.

El imidacloprid es uno de los componentes que se utiliza para el blindaje de las semillas de cereales en las siembras y que luego consumen gran cantidad de aves esteparias como la perdiz. También es usado como insecticida de invierno para el tratamiento de cereales.

Hace más de un año, en marzo de 2017, la Comisión Europea propuso la ampliación de la prohibición de los tres insecticidas, excepto cuando se usan en invernaderos. Algunos gobiernos nacionales -entre ellos, España-, solicitaron en diciembre de 2017 esperar a las conclusiones de la EFSA para definir su posición, pese a que muchos ya entonces habían manifestado su apoyo a las propuestas de la Comisión. Recientemente, Alemania y Austria hicieron público su respaldo a estas propuestas.

El Gobierno español tiene en esta votación una oportunidad única para demostrar su compromiso real con la protección de las abejas y otros polinizadores, tras su adhesión a la Coalición Para la Conservación de los Polinizadores durante la Conferencia de las Partes (COP) sobre Biodiversidad en diciembre de 2016 y después de que en 2013 apoyara la prohibición parcial de los neonicotinoides.

Actualmente existe una creciente duda sobre los beneficios de los neonicotinoides en el control de plagas. Una investigación reciente del Grupo de Trabajo sobre Plaguicidas Sistémicos, un panel científico internacional, sugiere que los neonicotinoides no son tan efectivos como disuasivos de plagas como se pensaba y asegura que pueden ser reemplazados por alternativas sostenibles.

 

 

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